En la antigua tradición hispano-mozárabe la fiesta del martirio de Santiago se celebraba el 30 de diciembre, actual conmemoración de la Traslación de los restos del apóstol. Sin embargo, tras el descubrimiento de Compostela un 25 de julio se empezó a celebrar en esa fecha el martirio del discípulo.
La historia nos cuenta que Herodes Agripa, rey de Judea, mandó decapitar en Jerusalén a Santiago el Mayor, que fue el protomártir de los apóstoles; luego le seguirían todos los demás. Las crónicas relatan que los siete discípulos que Santiago había llevado consigo cuando estuvo en España, robaron por la noche el cuerpo que Herodes prohibió enterrar para que fuese pasto de las alimañas. Ocultamente lo trasladaron al puerto de Jaffa donde milagrosamente encontraron una nave y arribaron a Iria Flavia (hoy Padrón) cerca de Finisterre. Desde allí, tierra adentro, lo condujeron hasta donde hoy se encuentra Santiago de Compostela.
Precisamente, como decimos más arriba, esa Traslación de su cuerpo es la que se conmemora el día 30 con una misa en el rito hispano-mozárabe.