Los orígenes de la feria habría que buscarlos con anterioridad al año 1789. Fue en este año cuando por motivos de excesos y escándalos, un real decreto ordenó la suspensión de la celebración de ferias en el municipio cordobés, incluyendo en esta prohibición la Feria de la Fuensanta que en los siglos pasados también fue conocida como Feria de Otoño.
Lugar tradicional de su celebración son los alrededores de la Iglesia de la Fuensanta aunque en los años 1804 y 1835, la feria fue celebrada en la cercana Plaza de la Magdalena por las epidemias que tuvieron lugar en estos años.
Característico de esta feria es que existen diferentes puestos donde los visitantes, sobre todo los niños, suelen comprar campanitas de cerámica que solo se pueden comprar en estas fechas. Además, para los más pequeños se montan diversas atracciones donde los caballitos, coches de tope o el tren de la bruja no faltan. Para los mayores se montan casetas donde se sirven platos tradicionales de la cocina cordobesa, tapas, vino y churros con chocolate. Naturalmente, hay escenarios para actuaciones en directo y se celebran competiciones deportivas.
Como los orígenes de la feria son religiosos, forma parte de la tradición que los visitantes entren en el Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta para hacer honor a la Virgen. Otra costumbre de origen pagano es la visita del Caimán de la Fuensanta que se encuentra expuesto en una pared lateral del santuario junto a una costilla de ballena cuya leyenda puedes conocer aquí.
Otros actos centrales de la Velá son las denominadas Sardiná y Salmorejá que, como su nombre indica, consisten en la degustación popular de sardinas o salmorejo de manera gratuita.