Cada año se celebra una gran fiesta en honor a la Virgen de los Ángeles para ganar las indulgencias espirituales concedidas con motivo del Jubileo de la Porciúncula.
Debido a la gran cantidad de habitantes que se desplazaba hasta el convento en ese día, algunos comerciantes colocaban puestos ambulantes a sus puertas. Años más tarde empiezan las atracciones y juegos.