La plasticidad del espectáculo, creado por el cineasta austriaco, recalca en medio de una fría atmósfera los aspectos más humanos de sus personajes, que va de las emociones más sencillas a un torbellino de situaciones que resultan comprometidas en lo emocional. El amor perjudica seriamente la salud de estas dos parejas que se dejan manejar por un Don Alfonso y una Despina maquiavélicos –una extraña pareja que se asocian con un mismo fin: destruir a los amantes. Una nueva concepción escénica da pie a decir los recitativos de otra forma, dando más intensidad a las escenas y alcanzando un desenlace distinto en esta “nueva” historia mozartiana, lo que la hace más ambigua.