Iolanta y Perséphone nos relatan historias transformadoras; dos melodramas cargados de simbología que navegan de la luz a la oscuridad, y a la inversa, en los que detrás de cada personaje está siempre su opuesto. Sellars ha utilizado para su narración un escenario único con imágenes visuales muy intensas y abstractas, en las que todo cambia, como en el drama simbolista ruso.