Con La prohibición de amar estamos ante una ópera compuesta por un joven músico aún en proceso de hallar su propio lenguaje musical. Después de concluir Las hadas, su primera incursión en el género, sin conseguir presentarla públicamente, Wagner logra estrenar su segunda partitura operística el 29 de marzo de 1836, en Magdeburgo, pero esta sería la única función de la ópera en vida del compositor. La première fue un fracaso absoluto porque algunos cantantes no sabían su papel y la segunda representación no llegaría a celebrarse, ya que el marido de la protagonista, en un ataque de celos, agredió a uno de los tenores. Wagner dio el caso por perdido y mandó la obra al limbo del olvido, tachándola de “pecado de juventud”.