Emilio Sagi dirige esta magnífica producción de la obra maestra de Mozart y Da Ponte, ambientada en los palacios y patios de Sevilla y bajo la batuta de Jesús López Cobos.
No es la inspiración divina, como numerosas leyendas han propagado, sino un arduo trabajo el que lleva a Wolfgang Amadé Mozart a buscar durante mucho tiempo un tema adecuado antes de componer "Le nozze di Figaro". Otro tópico en torno a esta obra es que trata sobre los valores de la Revolución francesa, sin embargo lo que realmente subyace es el elogio del nuevo decreto sobre el matrimonio del emperador José II, el "Ehepatent"publicado en 1783. Este decreto contiene tres principios que fascinaron a Mozart: que el matrimonio se realizara por amor, que ya no se requiriera la autorización de los padres y que hubiera testigos de la boda, de ahí la hilarante escena en la ópera en la que Figaro está midiendo la habitación donde apenas cabe la cama y de repente aparece un coro de veinte personas, todas ellas testigos. Tanto Mozart como Da Ponte eran conscientes de la importancia de semejante edicto de cara a la modernización de la sociedad, pero también sabían que el impulso erótico del ser humano es difícil de domesticar, por lo que no iba a ser fácil de observar.