Dani de Morón ofrece en 21 un proyecto ontológico, ejercido sobre el concepto antológico de cantes/metales de voz. De este modo, sin a priori pretenderlo, ha concebido una obra que, salvando las distancias, estaría en la línea de aquella primera Antología del Cante que por el año 1953 Perico el del Lunar registró para Ducret Thompson y recibió el Premio de la Academia Francesa del disco.
Aunque en este caso, el resultado final se haya terminado convirtiendo en la primera ontología del toque para el cante de la historia del flamenco. Rodeado de los nombres más importantes del cante de este siglo —aquí, con Marina Heredia y Jesús Méndez— Dani de Morón ha abierto definitivamente la frontera de su sonanta a una etapa en la que la técnica, la armonía y las afinaciones ocupan un papel tan importante como el tradicional toque ‘a cuerda pelá’ y el abundante uso del pulgar sobre las graves en el que se educó siendo un niño.