Imaginad a cinco pavos calzando cada uno su escopeta de perdigones, en un lugar muy lejos de Botsuana, disparando aparentemente muy lejos del blanco, y clavando cada uno su tiro en la diana. Eso, quizás, es lo que mejor defina la idiosincrasia artística y discursivo de Camellos, un proyecto que lleva años asentando verdades inesperadas, que se debaten entre la broma, el Síndrome de Tourette y la aseveración, pero siempre teniendo razón.