«Cuando llegó a mí era prácticamente inimaginable pensar que podía componer algo más que canciones. No tenía capacidad para crear un movimiento de una sinfonía o tan siquiera un simple motivo instrumental». Así se refería años después Schoenberg a su joven alumno Alban Berg.
Berg y Mahler crecieron bañados de esa música espontánea que puede surgir en un salón, sola o acompañada, y que cualquier amante del hecho musical puede tararear allí donde esté. La magia de lo espontáneo cautivó a Mahler en sus primeras cuatro sinfonías, que esconden en su alborada guiños a canciones de su cosecha que del lenguaje del piano renacieron en la orquesta. Su Cuarta Sinfonía se escapa hacia un reino encantado. Nos invade y nos dirige por un paraje glorioso en donde el poder del cielo sobre la tierra responde a los ojos de un niño inocente, que contempla la creación como si de ella emergiera el propio jardín del Edén. Un mundo idílico en el que lo terrible, lo crudo y real, tampoco pueden faltar. Y es que la naturaleza humana, pese a sus continuas contradicciones, se inspira en esa lucha, en ese equilibrio entre lo bello y lo amargo, lo puro y lo manchado, la verdad, y aquello que nunca llegará a serlo.
La interpretación, a cargo de la Orquesta Sinfónica de Granada, estará dirigida por Lucas Macías; Nuria Rial será la soprano.
PROGRAMA:
Alban BERG
Sieben Frühe lieder (Siete canciones tempranas) (arr. de A. Shoenberg)
Gustav MAHLER
Sinfonía núm. 4 en Sol mayor (arr. de K. Simon)