XX BIENAL DE FLAMENCO.
Romances. Entre Oriente y Occidente.
Con la expulsión en el siglo XVII de los últimos moriscos de Granada —herederos de los primerísimos musulmanes allí asentados, venidos de Siria— el canto andalusí pareció haber sido condenado al confinamiento en el recuerdo de los desterrados; pero la victoria oficial no pudo impedir que el arte musical morisco se infiltrara en el folklore andaluz para fecundar el flamenco. Mezclados en el crisol de la marginación con gitanos y trashumantes de toda laya, los últimos moriscos legaron al ADN musical andaluz sus melismas: esa inconfundible manera de vocalizar que, más allá de pruebas musicológicas, hace girar la cabeza a cualquier español cuando oye el canto del almuédano. Escuchemos cómo esos ancestrales parientes artísticos unen hoy sus voces para hacerse música nuestra, viva y palpitante…