40 FESTIVAL DE MÚSICA ANTIGUA DE SEVILLA (FeMÀS)
La pasión según San Marcos de Keiser
¿Y quién es Reinhard Keiser?: en la música, como en realidad ocurre en todas las artes y ciencias en general, son casi exclusivamente los grandes nombres los que aparecen en la mayoría de los libros de Historia, que, escritos un poco a saltos entre lo que serían sus pilares fundamentales, hacen que por el camino queden muchos de esos otros protagonistas que con su oficio aportaron su granito de arena a la evolución de la música y que por la desgracia de ser contemporáneos de un genio quedaron para el olvido.
En este sentido cuando uno habla en Historia de la Música de los Oratorios-Pasiones, podría parecer que nombrando a H. Schütz como el impulsor del género y a J. S. Bach como quien lo lleva a su cenit, casi todo lo demás está dicho. Y en realidad estaríamos dejando en el tintero muchos otros nombres que en mayor o menor medida aportaron algo a este género que cuando J. S. Bach hace su aparición en la Historia de la Música, tenía ya una larga tradición que arranca de tiempos anteriores a la reforma luterana.
Entre las Pasiones de Schütz y las de Bach o mejor dicho y las de alguno de sus predecesores más directos, existe una diferencia importante: Schütz toma única y exclusivamente la narración evangélica como texto para sus Pasiones, no hay lugar para formas poéticas libres que de algún modo hubieran podido darle una mayor libertad expresiva. Serán el libretista Neumeister y sus seguidores quienes consigan que se acepte la inclusión de textos no evangélicos que completando la narración evangélica que normalmente también se mantendrá, darán una nueva dimensión al género apareciendo entonces las arias y los corales armonizados mayormente a 4 voces. Y es en este tiempo, entre Neumeister y Bach, en el que aparece la figura de Reinhard Keiser (1674/1739) cuya Pasión según San Marcos es considerada por muchos estudiosos como la precursora de las grandes Pasiones de J. S. Bach.
Reinhard Keiser era, según algunos de sus contemporáneos, un músico de gran talento, rápido en la escritura y seguro en la interpretación pero, al mismo tiempo, una persona de un carácter inconstante, aventurero, vividor y polémico. Nacido en Teuchern, cerca de Weissenfels, estudió en Santo Tomás de Leipzig, luego trabajó en la Corte de Brunswick y posteriormente se trasladó a la que fue la primera Ópera en lengua alemana, la Gansemarktoper de Hamburgo fundada en 1678 para la que escribió como una centena de obras y que tuvo sus momentos más gloriosos a comienzos del XVIII cuando trabajaron en ella Haendel y Mathesson.
Con la vuelta triunfal de la ópera italiana a Hamburgo hacia 1715 la Gasenmarktoper entra en declive y Keiser ha de buscarse otros medios de subsistencia. Viajará a Stuttgart y a Dinamarca pero, sin demasiado éxito en sus empeños, volverá a Hamburgo donde se consagrará como Cantor Cathedralis de la ciudad donde dedicará el resto de su vida a la composición de música religiosa.
La Pasión según San Marcos es anterior a esos últimos años de la vida de Keiser. La partitura original, que se da por perdida, data según se cree, de 1712 y es gracias a diferentes copias que J. S. Bach hiciera de la misma para su estudio e interpretación que esta singular música ha llegado a nosotros. El mero hecho de que Bach dirigiera la partitura en por lo menos tres ocasiones puede darnos una idea del valor musical que para él tenía esta música. Según se desprende de la documentación que hace referencia a las interpretaciones de Bach de la Pasión según San Marcos de Keiser, las por lo menos tres interpretaciones fueron hechas en tres versiones diferentes según la plantilla con la que el Kantor de Leipzig contara en el momento. De las tres interpretaciones de las que se tiene constancia, interpretaremos la versión que se correspondería con la del año 1717.
Por su estructura, por la organización simétrica de los 50 números que la conforman, por la importancia dada al simbolismo de los números, por el conocimiento de la fuerza expresiva de las tonalidades, por la utilización de poderosos y frecuentes coros de turba, por ser el primer compositor que introduce el recitativo acompañado en las intervenciones de Jesús, por el coral que sigue a la muerte de Cristo, por la instrumentación etc., estudiosos como C. Brembeck consideran que nos encontramos ante el ejemplo perfecto de Pasión precursora de las grandes Pasiones bachianas.
Keiser seduce con la línea melódica de sus breves arias, con el trazo preciso de la escritura instrumental, con la expresividad de las sinfonías que intercala entre alguna de las diferentes escenas y con la maestría con la que aborda esa difícil relación entre texto y música. Nos encontramos ante una música llena de emotividad, dramática y expresiva pero en absoluto pretenciosa que tuvo en su época gran aceptación y que con el tiempo quedó en el olvido. Nos encontramos ante una obra maestra de un músico de esos que no aparecen en los libros de Historia.