En colaboración con el 19 Festival de Música Española de Cádiz
‘Manuel de Falla’ y la Real Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz
En el Bicentenario del nacimiento de Pauline García Viardot.
Se recupera un espacio excepcional: en los conciertos del Museo, y ante la contemplación del coro de monjes cartujos pintados por Zurbarán, sintió el joven Falla su vocación de músico. En estas cinco bellísimas canciones, Viardot conjuga voz y piano, multiplicando las sonoridades y sorprendiéndonos con su modernidad y fluidez musical. Chopin, íntimo amigo de Pauline, siempre pedía que ella cantara con él cuando tocaba en los salones parisinos. La presencia de Chopin fue perceptible en varios momentos de la carrera de Falla. En palabras de Luis Gago “ambos fueron amigos de la esencia y enemigos del accidente. Ambos, aunque por vías en ocasiones diferentes, aspiraron a que su música corporeizara un ideal de pureza”