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No es sencillo resumir en unas líneas lo que Confeti De Odio -nombre artístico elegido por Lucas Vidaur para su proyecto más personal- representa para el pop independiente de nuestro país. Joven del Renacimiento, que lo mismo rasca la guitarra en Axolotes Mexicanos que publica una novela o lanza un puñado de álbumes bajo diferentes alias,
Confeti De Odio es posiblemente su proyecto más íntimo y al mismo tiempo expansivo, aquel en el que su concepción del mundo está más presente. Y, posiblemente por ello, también aquel que mayor alcance ha tenido, hasta el punto de que hoy por hoy se ha convertido en todo un referente para el pop contemporáneo en castellano . Ese ejercicio de sinceridad se ha convertido en la marca de fábrica de un proyecto que se caracteriza también por su apertura de miras estilística. A lo largo de su carrera como Confeti de Odio que a estas alturas apenas cuenta con un EP (Llorar de fiesta, 2018), un LP (Tragedia española, 2000) y su nuevo disco “Hijos del Divorcio”,
Lucas ha compuesto canciones que encajan en el molde estilístico del pop, el punk, la canción de autor y hasta la canción melódica clásica. Y, he ahí su mérito, todas ellas cuentan con un sello reconocible, tanto en el aspecto melódico como a la hora de aportar su cínica mirada sobre el amor, la autoestima o la lucha por la pura supervivencia emocional.