El siglo XVIII fue uno de los períodos más importantes en la historia de la música portuguesa. Hubo entonces fuertes inversiones de la monarquía tanto en la producción como en la interpretación de música, a través de políticas destinadas a acoger a músicos extranjeros, a la importación de repertorio y a la formación de intérpretes y compositores. Fue una época marcada por un nuevo ciclo de apertura de Portugal a los modelos culturales y artísticos europeos, pero también por la preocupación de ofrecer una mayor visibilidad del país en el exterior.
Lucía Martín Cartón (soprano), Giuseppina Bridelli (mezzosoprano) y Divino Sospiro interpretan obras de Francisco António de Almeida, David Pérez, José Cordeiro da Silva, Pedro António Avondano y Niccolò Jommelli.