XXVII FESTIVAL DE JEREZ
Ficha artística
Baile | Eduardo Guerrero |
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Artista invitada | María Terremoto, Ángeles Toledano |
Dirección artística | Sharoon Fridman |
Guitarra | Joselito Acedo |
Batería | Manuel Reina |
Dirección | Compañía Eduardo Guerro |
Dramaturgia | Julia Valencia y Triana Lorite |
Composición musical | Joselito Acedo |
Asesor musical | Rosario “La Tremendita” |
Audiovisuales | Calde Ramírez |
Espacio sonoro | Calde Ramírez |
Coreografía | Eduardo Guerrero |
Diseño de iluminación | Sharoon Fridman |
Idea espacio escénico | Julia Valencia |
Coordinación técnica | Felix Vázquez |
Producción | Compañía Eduardo Guerrero |
Vestuario | Leandro Cano |
Zapatos | Begoña Cervera |
Fotografía | Lucrecia Díaz |
Comunicación | Nboca |
Bailar no es solo bailar
En el pensamiento occidental se tiende a analizar cualquier realidad desde la triada.
Tres vértices con la suficiente distancia entre ellos para crear un centro claro, un espacio interno, que como una matriz alberga las respuestas.
Este proyecto tiene la intención de encontrar su centro a través de este ejercicio tríadico. Responder a nuestras preguntas creando una triangulación escénica, geométrica primera del Flamenco en tablas y por tanto vehículo perfecto para descorrer este camino caminado, para emprender una vuelta al origen, al Flamenco como latido puro, territorial y materno. A la escena
sin engaño. Al baile sin evasiva.
Tres artistas para generar espacio fértil donde profundizar, deshacerse, fusionarse y renacer. Alejándose del habitual acompañamiento para sumergirnos en el encuentro real y sin escapatoria con intención de crear juego vivo, donde cuerpos e interacción convivirán para conectarse, potenciarse y destruirse, donde la verdad, la pulsión honesta y la búsqueda de la certeza sea la única pretensión. Volver al Flamenco como campo labrado sin llave donde ser es sólo ser.
Nuestro triángulo será campo de batalla para que Eduardo Guerrero aceche a su génesis, a su baile primero, a sus diez años de carrera, a su relación con el Flamenco, con su cuerpo y su plasticidad. Para realizar este acercamiento certero se necesitan otros vértices, ejes destinados a potenciar y provocar al bailaor para encontrar su baile instintivo y sin pretensiones, prácticamente imparable que aflora desde la necesidad de mover la emoción para entenderla, enraizarla o devorarla.
Este proyecto pretende sumergirse en los fundamentos de manera humilde, sencilla, sin artefactos que distraigan y observar que ocurre cuando dejamos que lo mínimo nos invada, que aquel baile inocente del inicio vuelva a nuestro cuerpo.
Qué ocurre cuando eliminamos todo el subterfugio para ver como late el cuerpo que de forma honesta se entrega a desdibujarse y fundirse.
Una triada para volver al Flamenco como catarsis, como lenguaje para desahogar corazón y dejar el alma libre. Para volver al Flamenco como comunión colectiva y reunión sagrada, como vehículo que nos trajo al ahora y con el que volver al antes.
SINOPSIS
Es el nuevo espectáculo de flamenco contemporáneo del bailarín Eduardo Guerrero, una pieza exquisita de reflexión psíquica y física inspirada en la obra del filósofo rumano Mircela Eliade.
En un espacio triádico adherido a la complejidad del ser humano. Tres vértices vinculados entre sí – tres voces de mujeres que marcan un centro, donde se refleja a través del flamenco, una interpretación trascendente sobre la triada más clásica del ser.
El cuerpo del bailarín es una sola unidad rodeado de luz, es el reflejo de hombre que siente cada día amor, empatía, justicia, valentía, ira, miedo… en fin, lo de todos…, lo de siempre… Pero cómo dominar nuestros impulsos más inferiores, para mostrar tus emociones sin herir, sin aislarse o sin ser un ser incompleto.
Un cuerpo que sufre es un ser abandonado de sí mismo.
Una dirección concreta a la que te arrastra el destino, la vida o la voluntad.
La consigna de la propia vida quizá no sólo sea una elección fortuita.
Quizá bailar no es sólo bailar.
El pensamiento filosófico de Mircela Eliade nos lleva a montar una pieza dinámica e innovadora que muestra nuestra propia consciencia que viva y madura más que nunca, necesita experimentar con el flamenco la transfiguración del ser humano como un salto audaz hacia la comprensión del descubrimiento pasional del presente que nos puede llevar a una verdad sobre la existencia, y la consciencia del cuerpo, sobre la sinceridad hacia uno mismo, no existe un acto humano sincero que no sea elaborado desde lo más profundo del pensamiento, y esta fórmula es construida desde la triada protagonista de nuestro concepto: el cuerpo, la mente y el ser propio excepcional.
Toda una filosofía a partir del flamenco, un pensamiento profundo sobre el movimiento del cuerpo; el movimiento de pies para dejar de engañarse, de llevar una vida artificial, fáctica o inútil, la pasión que mueve el cuerpo es el amor hacia la sinceridad que uno no se censura. Dejar de meter en el mismo saco las supersticiones, las convenciones y los dogmas para sencillamente hacer coincidir a uno mismo con sus movimientos, con su pensamiento y con su elevación en la más profunda soledad.
En soledad todos somos sinceros.
Mantenemos la vida siempre al precio de un esfuerzo permanente, donde el cuerpo sufre y la mente debe recorrer los días a una velocidad angustiosa para existir ante los demás, para ser reconocido o amado…