Llevar un repertorio de cante ortodoxo, pasando desde Jerez y Los Pueblos al Levante para llegar a Sevilla, con el único acompañamiento musical de las 88 teclas de un piano es algo que nunca se ha hecho al completo. En Rúbica, María Terremoto y P.Ricardo Miño se enfundan en la historia del cante clásico para llevarlo a su máxima expresión. Los sonidos más puros de la garganta de María Terremoto se guían por el piano de Pedro Ricardo Miño en un mágico viaje por los sentidos musicales que no resta pureza al idioma jondo, pero lo transporta a unos niveles de expresión sonora poco vistos.