Doce canciones donde podemos encontrar el clásico e inconfundible sonido de siempre de Guadalupe Plata y la inmersión en otros páramos como son las corraleras, la cueca, el vals y los ritmos ocultos.
"Guadalupe Plata" (2018) supone, en sus propias palabras, "un nuevo intento de ir más allá en nuestra cruzada de la involución y la idea de crear nuestro "Gris-Gris" particular. Para ello decidimos volver a profundizar en el sonido barreño, como bajo principal, una batería con pocos micros que pudiera sacar la mayor naturalidad al sonido y una guitarra enchufada al amplificador sin intermediarios ni nada que pudiera perturbar la paz del convento. Añadimos instrumentos nuevos en algunas canciones como la botella de anís, una bandurria destartalada y algún sonido de puertas viejas, con el fin de añadirle un tinte de la España profunda".
Conviene destacar que todos estos elementos rústicos (una vieja guitarra Harmony con olor a incienso, botellas de anís, bandurrias, un barreño bajo omnipresente y una batería con sonido espectral) contrastaban enormemente con la gigantesca televisión de plasma a la que enchufaban la Nintendo Switch durante los descansos de la grabación.
Compuesto, grabado y mezclado a lo largo de tres semanas y media en abril y julio de 2018 en La Mina (Sevilla), que hizo las veces de local de ensayo y de estudio. Mientras que en alguno de los cuatro discos anteriores (o cinco si contamos el EP de debut) habíamos necesitado sólo tres o cuatro días, en este no han sido días sino semanas. La razón principal: la mayor parte se ha compuesto allí, sobre la marcha, dejándose llevar por el momento. Asimismo, la posibilidad de ir incorporando sonidos, como el caso del rechinar de una puerta, hacía que todo se fuera dilatando más de la cuenta. Recuerdo durante la tercera semana de grabación llamar a Mark Kitcatt, de Everlasting Records, para decirle que todo iba bien pero que íbamos a necesitar unos días más. Me contestó que parecíamos los putos My Bloody Valentine. No lo entendí pero me dió la risa nerviosa. Por fin, el 25 de julio recibí este mensaje de Raúl Pérez, el productor: "He neutralizado los últimos 10 arreglos que quería meter Perico. Y hemos acabado el disco".
El resultado final son doce canciones donde podemos encontrar el clásico e inconfundible sonido de siempre de Guadalupe Plata y la inmersión en otros páramos como son las corraleras, la cueca, el vals y los ritmos ocultos. Caben destacar también dos homenajes: uno a su santo patrón, Screamin' Jay Hawkins ("Oigo Voces"), y otro a un viejo amigo de Úbeda, "Corral", con el que por fin cumplen su promesa de dedicarle una canción usando además la letra que él mismo les sugirió: "Corral, Corral, ¿por qué asustas a las chicas? No sé, no sé".