III FESTIVAL DE MÚSICA ANTIGUA DE GRANADA.
Zuipaqui. Un viaje entre España y las Américas.
En Zuipaqui Harmonia del Parnàs aborda una propuesta “mestiza” acercándose a unas fuentes resultantes del cruce de varias culturas, ante la cual cabe tener muy presente que la música no empezó en América con la llegada del conquistador, sino que cuando éste intenta imponer la suya, el resultado termina por mezclarse con una tradición muy arraigada en la que la percusión, la voz y los instrumentos de viento serán los grandes protagonistas.
Zuipaqui propone un viaje de Ida y Vuelta que recorre los sonidos de os músicos españoles y europeos que viajaron a América durante el periodo colonial, así como las fuentes musicales que llegaron de uno u otro modo hasta ultramar, e incluso las piezas finalmente compuestas por los propios autores autóctonos en las que resulta más que evidente la mezcla entre los rasgos de la música culta occidental y las particularidades de los ritmos, melodías e instrumentos más puramente indígenas. Este cruce no sólo de músicas sino también de culturas, lenguas, creencias y costumbres no hizo sino enriquecer un patrimonio sonoro que asimismo realizaría un viaje de vuelta hacia la península y dejaría también su huella en la composición de muchos de los principales maestros de nuestras capillas.
Entre las piezas escogidas, conservadas entre otros lugares en los archivos de Chiquitos (Bolivia) y de las catedrales de Guatemala y Bogotá, resultan especialmente exóticas las que hacen uso de algunas de las curiosas lenguas autóctonas, como es el caso de los anónimos Aqui ta naqui y Caîma, Iyaî Jesus. Por su parte, las obras más tardías recogidas en el presente programa dejan por una lado patente la gran influencia de la danza en la música americana, como podrá apreciarse en la xacarilla de uno de los autores guatemaltecos más prolíficos y representativos de la segunda mitad del siglos XVIII, Rafael A. Castellanos, y por otro, el dominio de la composición europea que llegaron a adquirir los propios compositores autóctonos, como queda de sobra demostrado en la preciosa cantata Ya que el sol misterioso del peruano Orejón y Aparicio, a menudo considerado por los musicólogos el compositor barroco más importante nacido en tierra americana.