Por la documentación extraída de los archivos históricos se sabe que los gitanos llegaron a la Península Ibérica en el siglo XV. Consta en los registros que la primera familia que se asienta en Sevilla son los Méndez, propietarios de una fragua en Triana. Y allí siguen en la época en la que se sitúa nuestra historia, a principios del siglo XVIII, cuando el Rey Felipe V establece temporalmente su corte en Sevilla. Con la voluntad de uniformizar culturalmente su Reino, Felipe V prohíbe las singulares manifestaciones artísticas de los “nuevos castellanos” (los gitanos”), particularmente la música flamenca, un sincretismo fraguado durante siglos de las tradiciones castellanas, moriscas y gitanas.