El Dj que todo promotor necesita para llenar clubs, polideportivos o cualquier extensión preparada para recibir a sus incondicionales seguidores. Su historia remite a los inicios del techno. Tras hacer su aparición a finales de los 80 como el DJ de la radio como "The Wizard" y cerebro de "The Final Cut", Jeff Mills continuó la herencia de los ‘padres del techno' Kevin Saunderson, Juan Atkins y Derrick May, inaugurando la siguiente generación del sonido de Detroit.
Mills caracterizó como ningún otro el nuevo Detroit sound, junto con Mike Banks -y posteriormente también al lado de Robert ‘The Vision' Hood -fundó Underground Resistance llevando el Detroit Techno de principios de los 90 a clubes y platos de DJ de todo el mundo-. Los proyectos X-101, X-102 y X-103 (publicados en Europa por Tresor Records bajo licencia de UR) forman parte de los documentos sonoros de la etapa de Jeff Mills en UR.
Además de su trabajo en el estudio, Jeff Mills nunca abandonó su carrera como DJ, lo que le permitió seguir las tendencias del movimiento party en todo el mundo. Llegó un momento, sin embargo, en el que Mills no pudo resistir la llamada de Nueva York y se instaló en uno de los clubes más importantes de Manhatan: el Limelight.
Jeff también destacó en la escena techno de Europa y Japón, donde consiguió reunir un gran número de fieles seguidores amantes del techno más innovador. No había duda de que el artista Jeff Mills no se sentía realizado por sus actividades como DJ, por lo que en 1992 grabó Waveform Transmissions Vol. 1. Se trataba de su primer álbum en solitario y de todo un hito que reflejaba el estado de la música electrónica en 1992 al tiempo que proporcionaba algunas claves importantes para el futuro del género.
La pasión de Jeff Mills por la propia expresión no sólo le lleva a crear música, sino también a utilizar otras formas artísticas como la fotografía (exposición de Purpose Maker en Berlín/Londres, 1998) o la instalación artística (exposición Mono en Barcelona, 2001). Después de algunos discos largos como At first sight (2002), –su presencia en el Festival Sónar es un ritual que acostumbra a desembocar en una de sus incendiarias sesiones del Sábado noche.