Lory Money es ya un clásico de YouTube y de los memes recurrentes de toda una generación de españoles. Su transformación de migrante mantero a estrella del rap nacional fue casi epopéyica, un carácter memético como sólo contados personajes en la historia mediática del país han disfrutado. Desde entonces, sus producciones han atinado a la perfección en su análisis de la contemporaneidad política y cultural de nuestro tiempo.
La críticas más duras que han caído sobre las estrellas de rap americanas iban dirigidas hacia su fijación, una vez alcanzado el éxito, con los coches de lujo, las mansiones y las mujeres en alegre estado de cosificación. El rap, como un dietario, es confesional: si estás en una piscina, no hablas del ghetto, sino que rapeas sobre la colchoneta hinchable.
Quizás Lory Money sea, poniendo las cosas en su respectivo contexto, la mejor y única respuesta en nuestro país al hip hop epicúreo de Estados Unidos; y poner las cosas en su respectivo contexto es esto: si la máxima ambición de un rapero afroamericano es conducir descapotables, la de un senegalés cuyos ingresos provienen del top manta es, una vez llega a España, poder pagar una línea de ADSL. Compartir memes. Ver en YouTube el ridículo de Ana Botella; al pequeño Nicolás convirtiéndose en trendic topic.
Antes de hacer del módem su trono, y a falta de megas, el cantante educaba su oído en Senegal con cintas de casete grabadas, razón por la que, la mayoría de veces, desconocía el nombre de los grupos de rap que estaba escuchando. Tras el extenuante viaje en patera que lo trajo a España, Lory Money entró en contacto con las que, junto al hip hop, asegura son algunas de sus máximas influencias: Los Caños y La Niña Pastori.