Desde el silencio, como de la nada, aparecen tímidamente los acordes de guitarra in crescendo, y la voz de Miguel, bajo el influjo, el eco de voces como la de Jeff Buckley o la de Antony Hegarty (Antony And The Johnsons), susurra su lamento, su arrepentimiento y su declaración incondicional a Silvia.