XVI FESTIVAL DE MÚSICA ESPAÑOLA DE CÁDIZ.
Cuerdas y pasiones
A finales del siglo XVI Italia se propone romper los cánones estéticos imperantes en la música, tanto en lo que se refiere a estructuras, como a la notación o el tratamiento de las disonancias. Los intelectuales que integraban la Camerata Fiorentina miraban el mundo a través del recientemente creado telescopio. Vincenzo Galilei, padre del pequeño Galileo, tocaba el laúd y era un teórico musical de renombre, miembro también de la Camerata. Uno de los principios básicos de la nueva estética musical fue abandonar la “antigua” y compleja polifonía, para que una sola voz, limpia, pudiera expresar los más diversos afectos y pasiones del alma humana. Ellos mismos la llamaron “La nueva música” o “La moderna práctica”, y en los libros de canciones uno de los instrumentos protagonistas para el acompañamiento fue la tiorba con sus catorce cuerdas.
La práctica del “recitar cantando” -como lo hacía Giuglio Caccini, romano que se acompañaba a sí mismo con la tiorba- y la belleza trascendente de los textos musicalizados por el gran Claudio Monteverdi y muchos de sus contemporáneos, marcaron una manera de hacer la música que rompe las fronteras del tiempo y continua siendo actual. Los principios compositivos de las canciones del siglo XX que presentamos en la segunda parte de este programa, donde el canto se acompaña con la guitarra, son esencialmente los mismos que crearon aquellos revolucionarios del primer barroco italiano. Son pasiones y sentimientos… ¿nuevos?, ¿diferentes?… probablemente no. El amor y el desamor, la soledad, la alegría o la tristeza, ahora son expresados con otras palabras, con otros acordes y giros melódicos y rítmicos que los acompañan. Pero siguen siendo cuerdas… y pasiones.