Aunque nacida en Mozambique, Mariza es una de las cantantes, en ocasiones compositora, de fado más populares y de mayor proyección internacional. Desde que se diera a conocer en los homenajes póstumos a Amália Rodrigues, no ha dejado de deslumbrar con sus siete discos, 30 de platino, sus colaboraciones en directo y en álbumes con artistas como Sting, Kiri Te Kanawa, Gonzalo Rubalcaba o Miguel Poveda; y, sobre todo, con sus conciertos, en los que se ratifica como la artista exquisita, genuina y profunda que es.
Embajadora de la UNESCO para la preservación del fado tradicional y Mariza recibió el pasado año el Premio Luso-Español de Arte y Cultura 2018 que conceden cada dos años los ministerios de Cultura de ambos países por su “acertada fusión de ritmos diversos que contribuyen a derribar fronteras y acercar públicos”.
Lo que puedes esperar de Mariza es Mariza. Por ello, el título de su séptimo álbum de estudio es su propio nombre. En él, una seductora mezcla entre lo clásico y lo moderno. El pasado y el futuro. La cantante de fado y la tierna baladista. Que no son dos Marizas diferentes. Son una y la misma. Inconfundible.