71 FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA Y DANZA DE GRANADA
La Segunda sonata para violín de Bartók, una original obra en solo dos movimientos que se plantea desde una perspectiva modernista (bitonalidad, escalas hexatónicas), ejerce de frontera divisoria en un programa que celebra a Brahms en el 125 aniversario de su muerte. Son tres las sonatas para violín y piano que dejó el genial compositor hamburgués, pero Zimmermann y Helmchen han optado por eludir la primera (escrita a finales de los años 1870) y centrarse en las dos últimas, casi una década posterior, completando con un arreglo curioso, el de la tardía, esencialista y desnuda Sonata op. 120 nº 2, que Brahms escribió para el clarinete, aunque dejó también de ella una versión para la viola. El brillo del violín ofrecerá de ella una perspectiva por completo diferente.