XVI FESTIVAL DE MÚSICA ESPAÑOLA DE CÁDIZ.
A oriente del meridiano cero.
El esplendor del Barroco italiano, forjado en el norte del país, adquiriría en el sur unos matices especiales que harían del Nápoles de inicios del XVIII la gran capital de la ópera. El sistema de conservatorios (instituciones benéficas en las que se conservaba a niños huérfanos y expósitos, pero admitía también estudiantes de pago) impulsaría una enseñanza musical de alta calidad gracias al uso de sistemas pedagógicos innovadores. Alessandro Scarlatti fue un pilar esencial en el desarrollo de esta escuela operística napolitana, hasta el punto de que se le atribuye a menudo la implantación definitiva en el género del aria da capo. Y con la ópera llegó la música instrumental. Los principales géneros que se habían ido produciendo y evolucionando en Bolonia, Roma o Venecia, como las sonatas y los conciertos, arribarían también a Nápoles. Operistas como Scarlatti, Sarri y Pergolesi los cultivaron, y también otros músicos fundamentalmente reconocidos en el ámbito instrumental, como Durante o Barbella, que adaptaron las nuevas fórmulas venecianas, trabajaron en los conservatorios y fueron maestros de toda una generación de nuevos compositores dramáticos.