El Concierto ‘Emperador’, de Beethoven es una obra de tal grandiosidad que, al parecer, llevó al pianista y compositor Johann Baptist Cramer a darle tan elocuente y significativo sobrenombre. Escrito en 1809, su concepto y proporciones lo sitúan entre las más impresionantes obras del autor. En él, también denominado "sinfonía con piano", se sintetizan la ponderación del Tercer concierto y el lirismo del Cuarto.
Como dicen los musicólogos A. Della Corte y G. Pannain sobre la 'Pastoral', de Beethoven: "Es difícil encontrar una composición en la que, como ocurre en esta sinfonía, la forma musical acoja la realidad del mundo exterior sin perder nada de su sustancia. La concepción beethoveniana de la naturaleza se concreta en sus notas, adecuándose esencialmente a la formulación de Kant que hace del mundo natural una realidad claramente distinta y subordinada a la racionalidad del yo pensante, incluso, opuesta al mismo por lo que en ella hay de desconocido, de indeterminado, de perteneciente a las fuerzas oscuras del azar y del inconsciente". Sin duda, esta sinfonía es un verdadero paradigma de la historia del arte.