Pablo Und Destruktion tiene una prótesis de titanio, nueve tornillos clavados de lado a lado en su brazo que cuando cambia el tiempo le provocan serias incomodidades. Es una persona abierta y habladora, coge confianzas rápido y se enfada mucho cuando alguien falta a la verdad. Le gusta la amistad, la libertad y el buen tiempo. No le gusta la injusticia, la maldad, ni los niños malcriados. Ha desatascado varios pozos negros en la Comarca de la Sidra y ahora, empleando una técnica muy similar, se dedica a hacer canciones.
Así se presentaba el cantante asturiano, cuyo nombre real es Pablo G. Díaz, cuando irrumpía en la escena nacional allá por 2012.
En sus cuatro discos de estudio publicados hasta la fecha, Pablo Und Destruktion se ha acercado a la canción astur y folk de autor con una cadencia misteriosa y psicodélica. Sus canciones son ceremonias con vida propia, cantos íntimos cargados de sensaciones y pesares extáticos.
Convertido en una suerte de crooner visceral, tan pronto apunta a Nick Cave como a Paco Ibáñez, dando en el clavo a base de toneladas de intensidad, personalidad y unas letras que saben buscar lo universal en lo popular, y sacar la belleza de la violencia (y la violencia de la belleza).