37 FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ
El veteranísimo Mulatu Astatke es el padre del ‘ethio-jazz’, una reinterpretación del género de la improvisación que cuajó en los 60 en Addis Abeba y que mezclaba los esquemas del jazz, el soul-funk y los ritmos latinos con las estructuras de la música tradicional etíope y el funk africano. El papel fundamental de este músico y compositor en la conformación de su adictivo y sinuoso sonido, en el que bullen vibráfonos (su instrumento más característico), pianos, contrabajos, flautas y percusión, se nutre de su arraigo en África y de su tránsito por occidente. Astatke, al que han llegado a calificar como “un Duke Ellington etíope”, estudió en el Trinity College of Music de Londres y en el prestigioso Berklee College of Music de Boston, donde fue el primer africano matriculado, y residió asimismo en Nueva York.
Su música fue durante años uno de los secretos mejor guardados para occidente, hasta que inquietos coleccionistas de discos le descubrieron y cineastas como Jim Jarmusch y músicos como Nas, Damian Marley o Kanye West le reivindicaron, ya fuera con la inclusión de su música en bandas sonoras (en la película de Jarmusch Flores rotas suenan varios temas suyos) o con samplers de algunas de sus composiciones. En la recuperación y difusión del ‘ethio-jazz’ tuvieron también un papel clave las reediciones del sello francés Buda Musique en la colección Éthiopiques, que dedicó un volumen íntegro a la trayectoria de Astatke.
El 1 de febrero de 2009 ofreció un concierto en el Auditorio Luckman Auditorium en Los Ángeles con una banda que incluía a músicos de jazz como Bennie Maupin, Azar Lawrence y Phil Ranelin, y que dio pie a una de sus grabaciones emblemáticas, el disco Timeless, recientemente reeditado. Es toda una leyenda en vida, a sus 79 años extraordinariamente llevados, que sigue girando por medio mundo.