Aunque el mito de Narciso se remonta a la antigüedad griega, ninguna época ha asistido a la expansión del narcisismo como la actual. Vivimos en la sociedad del selfie, en la era de la sobreexposición en redes sociales y la transparencia total. Decenas de personas fallecen cada año buscando la foto imprudente. Esa cualidad tragicómica invita a pensar en el narcisismo desde la comedia, como hizo Raquel García-Tomás, compositora de Je suis narcissiste, una atípica ópera que, desde el humor negro y el homenaje al Hollywood clásico, nos advierte de que nuestra sociedad, enferma de soledad, egocentrismo y superficialidad, se está ahogando en su propio reflejo.
La música de García-Tomás, Premio Nacional de Música en 2020, tiende puentes entre la tradición de la ópera bufa italiana, el ragtime y el cabaret de Weill, y el libreto de Helena Tornero propone la historia de una mujer que se asoma a un día negro en el que todo habrá de salirle mal. El tercer eje de esta coproducción es Marta Pazos, directora de escena, una de las creadoras de mayor personalidad de nuestro panorama escénico contemporáneo gracias a su trabajo con la compañía Voadora y a su trayectoria en solitario. En esta ópera, Pazos mete al público en un universo de un cromatismo feroz y una puesta en escena entre lo pop y lo surrealista.
Con este título continuamos la colaboración iniciada el pasado año con el Teatro de la Maestranza. Un montaje heterodoxo y muy divertido que obliga a replantearse las categorías de la ópera en el siglo XXI.