CITA EN MAESTRANZA
Mozart y Beethoven vistos a la luz de la tradición y la modernidad. De una parte, una orquesta -Mozarteumorchester Salzburg- depositaria de la tradición más acrisolada en la interpretación de su música.
Y de otro, dos intérpretes, el director inglés Trevor Pinnock, quien abanderó la gran revolución de la interpretación musical con criterios de época y la pianista portuguesa Maria João Pires, summum de la levedad, la emoción y la evanescencia musical.
La orquesta del Mozarteum de Salzburgo es depositaria de la tradición más acrisolada en la interpretación de su música: su origen se remonta a 1841 cuando, un año antes de morir, la fundó Constance Weber, viuda del propio Mozart. Estamos ante una de las instituciones musicales más venerables de Europa. A su lado, dos intérpretes, el director inglés Trevor Pinnock, quien como clavecinista abanderó la gran revolución de la interpretación musical con criterios de época, y la pianista portuguesa Maria João Pires, summum de la levedad, la emoción y la evanescencia musical. Los dos son colaboradores habituales. Y junto a la Mozarteum, una orquesta que ha sabido reactualizar su tradición trabajando junto a directores como Ivor Bolton, componen un conjunto fresco y homogéneo ideal para abordar la vibrante Obertura Coriolano -de 1807- y el cálido y poético Tercer Concierto para piano de Beethoven, estrenado en 1803, para acabar con la Sinfonía número 41 de Mozart, obra de 1788, tan monumental, majestuosa y arrolladora que unos 30 años después de la muerte de Mozart en 1791, comenzó a ser conocida con el sobrenombre de “Júpiter”.