La edad de oro
Un espectáculo creado para ser banco de pruebas. Eso es, eso fue, La edad de oro para su creador, Israel Galván. Una obra que nació de la incomprensión ajena, del rencor de que se le tratase como bailaor experimental cuando, según él mismo, lo que pretendía era bailar flamenco a secas, sin un concepto predeterminado. De la rabia decidió hacer algo raro pero a la vez jondo, un montaje en el que constantemente sustituye elementos que va probando para otros espectáculos. Dieciocho años después, es Pastora Galván quien retoma el espectáculo y lo hace suyo. El laboratorio pasa ahora a otro cuerpo, un cuerpo de mujer, el de la hermana, que hereda el esquema básico para incorporarle su impronta. El baile fragmentado, los elementos de cada palo desordenados o las pausas a destiempo que de nieron la obra original se adaptan ahora a otro estilo, un nuevo espacio de investigación, el de Pastora Galván.