Virginia Nölting.
Aleksandr Pushkin es para los rusos más que un poeta nacional, es una seña de identidad. Cuenta un escritor soviético que, cuando las huestes hitlerianas mancillaron las tierras de su patria, en uno de los frentes, el joven oficial de artillería Andréi Stepanenko, cada vez que ordenaba hacer fuego a su batería, exclamaba a sus soldados: “¡Por Stalin, por Pushkin, fuego!”
Una lectura dramatizada conduce al espectador por pasajes de la vida del poeta, a la que daremos voz, acompañada de piezas musicales inspiradas en los compositores rusos de los siglos XVIII y XIX. La música incidental en directo, creada para cada momento de la dramatización, junto con la proyección de imágenes relacionadas, ayudará a recrear el aura teatral, vivaz y trepidante de la vida y obra del poeta romántico por excelencia.