Director MANUEL HERNÁNDEZ SILVA. CORAL CÁRMINA NOVA.

Fruto del encargo de un conde, que lo hizo llegar al músico a través de un mensajero para preservar su anonimato, el réquiem de Mozart se constituye como una de las obras fundamentales del arte universal. Su composición estuvo motivada inicialmente por la abundante recompensa económica prometida a cambio, que llevó a Mozart a ver en el encargo la oportunidad de acceder al cargo de maestro de capilla de la Catedral de San Esteban de Viena. La enfermedad contraída durante el proceso condicionó su desarrollo, haciendo que el autor comenzase a concebirlo como un réquiem para su propia muerte, viéndose obligado a luchar contra el progresivo debilitamiento que sufría y a dejar instrucciones al que fuera su discípulo, Franz Xavier Süssmayr, para su conclusión definitiva. El respeto sentido por Mozart hacia la música sacra le lleva a tomar una posición conservadora y a basarse en las corrientes propias del barroco tardío, captando parte de su inspiración de elementos observados en las obras de Haydn, cuyo réquiem había interpretado en numerosas ocasiones. A pesar de esto, el sello personal del autor queda patente a través de determinadas características, como la inclusión de instrumentos de su predilección que se suman a los tradicionalmente empleados para este tipo de obras, entre los que se cuentan los clarinetes tenores. El réquiem de Mozart posee el encanto de toda obra inconclusa, alejando al músico del estereotipo de comedimiento y formalidad absolutos que se le asignan, y se constituye casi como una última confesión, mostrando al autor como algo más próximo a nosotros. En esta ocasión, este “testamento musical” podrá ser disfrutado en Málaga mediante la interpretación de su orquesta filarmónica, dirigida por Manuel Hernández Silva.