Lo de Space Surimi es pura fantasía. El Mc Eddie Coopermeny el productor Carlboroforman una de las parejas creativas más en forma del hip hop nacional. Su mundo está lleno a rebosar de imaginária pop, referencias al loco mundo de internet, y guiños constantes al consumismo digital, desde los videojuegos y sus escenarios virtuales a los productos que han marcado su generación. Una generación que ya comienza a rendirse a los encantos del dúo: con temas como “Danger”, Space Surimi pueden presumir de acumular más de 2.000.000 de reproducciones en Spotify. Ahí es nada.
Space Surimi facturan un rap fresco e irreverente, difícil de encasillar; un cúmulo de tics a la cultura callejera y a los sonidos más underground que engloba desde el electro más primitivo al Gfunk, la música disco o el Miami Bass. Y todo cocinado en su cuartel general de Jerez de la Frontera. Puro arte.
Starfish Troopers, su nuevo LP, es definido como puro sonido retrofuturista. Lo más parecido a meter en un acelerador de partículas a Grandmaster Flash, Kurtis Blow, Los Chichos y Model 500. Un MC y un productor haciendo los macarras sin control armados con un buen arsenal de cacharros electrónicos y poca vergüenza.
Pero Starfish Troopers no es solo sonido retrofuturista, es también nihilismo cósmico. Es freír el pescaito con el rayo de una pistola láser. Es como si un platillo volante aterrizara en el polideportivo de tu barrio, abriera sus compuertas y montara una verbena interestelar. Space Surimi, los crustáceos del espacio exterior, han vuelto con el caparazón más duro que nunca.