Encuentro en la Francia del siglo XVIII
XXXIX FESTIVAL DE MÚSICA ANTIGUA DE SEVILLA 2022
Pese a prejuicios y convenciones, la sonata italiana también hizo carrera en la Francia de los siglos XVII y XVIII. Los franceses no se cansaron de escribir suites de danzas para el laúd, el clave y la viola da gamba, pero cuando los instrumentos de la familia del violín entraban en escena muy a menudo se buscaba su relación con las formas italianas, triunfantes por toda Europa. Esto fue así ya en la corte de Luis XIV, donde desarrollaron parte importante de sus carreras dos de los compositores de este programa, Jean-Féry Rebel y Élisabeth Jacquet de la Guerre.
Hijo de un cantante de la Chapelle Royal, Rebel se formó junto a Lully, quien descubrió su talento de niño. Primer violín en la ópera, miembro de los 24 violines del rey, compositor de cámara y director en la misma ópera fueron algunos de los puestos oficiales que ocupó a lo largo de su vida. Autor más valorado en vida por su música de ballet que por su única ópera, su producción camerística está dedicada casi por completo al que fue su instrumento, el violín. Y ahí, aunque los movimientos sean caracterizados con los términos de la tradición francesa, es el estilo italiano el que se impone, pues la forma es de la sonata corelliana: así en la nº6, con su característico segundo tiempo, imitativo y un final en el que recurre a efectos de eco.
Élisabeth-Claude Jacquet de la Guerre fue una niña prodigio en el Versalles de Luis XIV. Hija de organista, se casó con otro (Marin de la Guerre) en 1684, momento en que dejó la corte y trasladó su residencia a París, aunque siguió escribiendo música para el entorno del rey, compuso una ópera y un ballet, además de mucha música para clave, su instrumento. En el ámbito camerístico dejó sonatas en trío y sonatas para violín y continuo, como la programada en este concierto, de carácter inequívocamente italiano.
De familia de músicos era también François Francoeur. Ingresó en la ópera como violinista con sólo quince años y allí hizo carrera, hasta convertirse en director musical primero y luego en su intendente, cargo que compartió con un hijo de Rebel. Fue autor de óperas y ballets así como de música orquestal variada. Dejó dos colecciones camerísticas, escritas con posterioridad a 1720, ambas para violín y bajo continuo, aunque en el segundo libro, la duodécima y última obra es en realidad una sonata en trío, ya que al violín se adjunta como solista un violonchelo.
Las tendencias galantes que apuntan en la obra de Francoeur aparecen aún más agudizadas en la de Joseph Bodin de Boismortier, quien llegó a París en 1724 desde Metz para convertirse en uno de los compositores más prolíficos de la capital. Escribió también música vocal (incluidos ballets cantados), pero destacó sobre todo en el ámbito instrumental, en el que llegó a publicar más de cien colecciones (lo hizo directamente, tras conseguir el preceptivo privilegio real), por lo que pudo vivir sin necesidad de un mecenas. La simplificación de las texturas, características del estilo galante, son ya casi una marca de fábrica de Boismortier, como se aprecia en la última de las Sonatas Op.50, una colección de seis sonatas en trío publicada en 1734.
El caso de Jean Barrière es bien diferente. Natural de Burdeos, en 1730 llegó a París para formar parte de la orquesta de la ópera. Tres años después consiguió la cédula para la publicación de música, que en su caso es toda camerística y mayoritariamente dedicada al violonchelo, hasta cuatro libros con seis sonatas cada uno (dejó también un libro con piezas para viola y otro para clave). Entre 1736 y 1739 estuvo en Roma y eso influyó en la evolución de su estilo, que se hizo más virtuosístico. Pese a su corta vida, Barrière tuvo una enorme influencia en la evolución de la escritura para el violonchelo, pues impulsó el desarrollo de la técnica de ejecución, ampliando considerablemente la sonoridad del instrumento por los extremos del registro. Las dos sonatas que se incluyen en el concierto de hoy están extraídas del Libro II, anterior al viaje a Italia, pero ahí muestra ya el compositor una inspiración melódica y un brío rítmico extraordinarios.