En un callejón perdido incluso para los propios Trianeros, en una heterodoxa pero confortable librería, que es también editorial, y es sobre todo un lugar de encuentro y de cultura nos reunimos una vez al mes durante una hora, sin más pretensiones que escuchar música per se. Luego comentamos y compartimos impresiones, gustos, pequeños saberes... guiados y orientados por los comentarios a la postre de P. Doblas, uno de nuestros socios, quien propone un formato abierto y participativo, donde cada uno puede aportar su granito de arena. Unos días antes de la cita anunciamos el programa de audición. Como en esos viejos salones del lejano oeste americano donde se pedía a la clientela dejar las armas fuera, nuestra única condición es dejar apagados los teléfonos durante el tiempo en que dure la actividad.