XXII BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA
Al cante:
Elena de Morón
José Luis Pérez-Vera
Marián Fernández
Ismael de la Rosa “El Bola”
Al baile:
Juan Tomás de la Molía
Lucía La Bronce
A la guitarra:
Alba Espert
David de Arahal
Jesús Rodríguez
Dirección artística: Luis Ybarra
Producción: Planificación Escénica S.L
Espectáculo Financiado por Diputación de Sevilla
Dos mesas, una junto a la otra, pero nunca enfrentadas. Los jóvenes flamencos se reúnen alrededor de ellas para devolverle a lo que fuera un patio de vecinos parte de la música y la danza que se desarrolló en ese espacio.
Flamenco en convivencia. Donde tiene cabida una soleá templada y también la pena cabal de la alegría, esa que muere de rabia, risa y celo cuando son los tangos la manifestación del goce. Seguirillas y malagueñas, fandangos y bulerías. Cualquier sonrisa al precipicio de una lágrima. Cualquier palo para confundir paz y dolor, mezclado todo en una voz que grita.
Traemos aquí fogonazos de un arte que salta por la sangre y el oído cuando estos jóvenes, menores todos de treinta años, recuerdan a los maestros sin reproducir. Haciendo de la tradición algo contemporáneo, muy por encima de la técnica y de las modas, que van y vienen y siempre se están yendo. Con sello propio en el cante, el baile y la guitarra. Cargados de individualidad en su sentido de conjunto. Partes y frutos de un clasicismo elevado que asegura la vitalidad de esta cultura. Si jugando a agonizar no ha muerto, la expresión de la fatiga le asegura larga vida.
El flamenco, después de todo, sigue doliendo, como duele el mundo de hoy. Joven herida que no tiene tiempo.