Dos EP’s con Clifford Records, un LP con Subterfuge y tropecientos conciertos a sus espaldas, incluyendo una aplaudida visita a México. No es mal botín para una banda que puede presumir por igual de exultante juventud y de inmenso talento. Los canarios se han convertido en la penúltima esperanza del alt rock nacional, en el último eslabón de los sonidos marcados por el angst -de Joy Division a Nirvana- y en la primera opción posible a ese relevo generacional que el indie patrio (tanto) necesitaba.