Haydn estuvo la mayor parte de su vida al servicio de los Esterházy, una de las principales familias aristocráticas del imperio austriaco, originaria de su mitad oriental, la húngara. En este concierto de la Bética su música se intercala con uno de los más importantes compositores húngaros de la historia, Bartók. Se escucharán dos sinfonías de Haydn, ambas nacidas ya en los años en que el músico producía este tipo de composiciones para las principales capitales europeas: la nº88 fue escrita para París y la nº96 en Londres, durante el primer viaje que el músico hizo a las islas. De Bartók se ofrece su Concierto para viola, obra que quedó inconclusa a la muerte del compositor, en una nueva versión para la Bética de Michael Thomas, y sus Danzas populares rumanas, una de sus partituras más conocidas, que el músico orquestó a partir de una versión anterior escrita para piano.