El grupo comandado por Ken Stringfellow y Jon Auer es una de las más populares formaciones de power pop nacidas con el amanecer de los años noventa (ellos, concretamente en Seattle y un poco antes, pues sacaron su primer disco, “Failure”, en 1988), habiendo sido nombrado entre sus favoritas de todos los tiempos por músicos tan diversos como Gary Lightbody (Snow Patrol), Ed O’Brien (Radiohead), James Alex (Beach Slang) y hasta por la mismísima Queen Latifah. Una reputación que también reside en sus intensos directos, donde la dulzura de su interacción vocal choca de frente con guitarras distorsionadas, una batería explosiva y ahora, en la era moderna, ritmos y texturas electrónicas.
Por más que pasen los años, Stringfellow y Auer siguen siendo un referente de melodías infecciosas, que ellos crean con pasmosa facilidad y con un acento tan accesible y atemporal que se diría prestado por Alex Chilton. Un maridaje neo-revivalista de la suma British Invasion + grunge que anunció la aparición del rock alternativo noventero. O dicho de otra manera: una despeinada, sexy y alternativa mezcla de pop redondo y guitarras ruidosas. Entre sus álbumes, los icónicos “Frosting On The Beater” (1993) y “Amazing Disgrace” (1996) se llevan la palma. En 2018, para conmemorar el 30º aniversario de la banda, reeditaron ambos trabajos, además de su segunda obra, “Dear 23” (1990), tanto en formato de doble CD como de LP de vinilo, acompañados de númerosos bonus tracks que nunca habían visto la luz. En cuanto a su más reciente producción de estudio, en 2016 volvieron a la carga con el disco “Solid States”, el primero que publicaban desde “Blood/Candy” (2010). En la actualidad, tanto Stringfellow y Auer como el batería Frankie Siracusa están trabajando en un álbum de nuevo material, que están grabando en el estudio de que Ken tiene en Seattle