El músico de jazz “moderno” ha de conocer y respetar la tradición... pero a la vez ha de ser suficientemente original como para transgredirla y profanarla aquí y allá de manera elegante y sugerente. También ha de ser un compositor sofisticado e innovador... pero sin caer en artificios. La mezcla de matices y condicionantes que creemos harán especial nuestro discurso y que aplicamos a modo de cosméticos supone una ecuación de tantas variables que a veces éste acaba siendo un jeroglífico y el intentar transmitirlo de una manera inteligible y natural nos deja exhaustos y desorientados... entonces nos derrumbamos en un sofá y ponemos un disco de Billie Holliday. Y siempre nos rescata. Hace años que conozco a Víctor Correa y sé que ha montado este proyecto para poder asistir en asiento de primerísima fila al pequeño milagro de escuchar a Mayte cantar algunas de sus melodías preferidas. Porque además de ser un músico que pelea (y como!) por ser cada día más completo, sabe desparramarse en el sofá y ser feliz quedándose sin argumentos ante una canción.