¡Nos encantan los cuentos clásicos, qué dulces, qué ilustrativos, qué sensibles! “Caperucita”, “Los tres cerditos”,” Hansel y Gretel”... Pero, ¿nos hemos parado a pensar si en verdad son tan dulces, tan ilustrativos, tan... sensibles? ¿No será que lo que más nos gusta de los cuentos clásicos es que siempre tienen algo de... terroríficos? Pero ¿Quién se puede resistir a un buen clásico? Nuestra Blancanieves no sabe de tareas domésticas, pero sabe hacer una página web y desde luego no va besar a ninguna rana por muy príncipe que sea, porque no quiere casarse. ¡Qué manía con casarse!