Pronunciar la palabra abracadabra es invocar lo imposible. Observar las manos de un mago es como desnudarse de todas las lógicas del mundo que conocemos. La magia desdibuja la frontera entre ilusión y realidad, nos enseña el misterio y nos confronta con lo irresoluble. Por ello, esta noche nos seducirá y cautivará como un imán.