Compañía ACUARIO TEATRO.
Mientras uno de los actores encarna a Don Quijote, el otro narra sus peripecias alternando personajes, pasando así de Sancho a ventero, a caballero de la Blanca Luna o a cómico tuerto.
Ambas interpretaciones, la primera en estilo directo y la segunda entrando y saliendo de la acción a la narración, constituyen una dinámica y cercana pieza teatral apropiada para todos los públicos, en la que se refleja fielmente la personalidad del protagonista y la dimensión de sus hazañas.
El público, atento siempre a la escena, disfruta participando en calidad de “molinos”, “rebaño de ovejas” o “frailes endiablados”, estableciéndose una corriente de empatía, juego y diversión con los actores.
Una sencilla pero eficaz puesta en escena que subyuga y enriquece, contribuyendo a que Don Quijote y Sancho, Sancho y Don Quijote, se conviertan -sobre todo en la mente de los más pequeños- en inolvidables.