En las películas se escuchan las voces de los protagonistas y la banda sonora, pero también muchos sonidos invisibles y, a la vez, imprescindibles: el galope de un caballo, pasos, puertas, alguien que se sacude la ropa...
De grabar esos sonidos se ocupan los artistas foley, que dentro de un estudio de grabación inventan la manera para que los sonidos sean lo más reales posibles.