Un contador de cuentos se ve obligado a vender chucherías para de esta manera atraer público a quien contar sus historias.
Apasionado por el cuento de garbancito de alguna forma el cuento le aporta esperanza a su propia existencia de la que el mismo piensa que es insignificante siente además una enorme curiosidad de lo que le pudo haber ocurrido a Garbancito dentro de la barriga del buey.