De La Barbarie Teatro Musical.
En este musical podremos sentir y vivir un sinfín de emociones a través de sus protagonistas. Pues en él encontraremos un mágico y muy lejano reino, donde vivía una bondadosa y hermosa chica llamada “Ella”. Una joven inocente, que tras la terrible pérdida de su amado padre tendrá que vivir con el tormentoso y vil trato que le impartirá su cruel madrastra, que además se ve acrecentado por las mofas y múltiples tareas a las que se ve obligada a realizar día a día tras las insistentes peticiones de sus envidiosas hermanastras, “Gabrielle” y “Charlotte”, convirtiéndola en su sirvienta apodándola incluso como “Cenicienta”. Será “Marie”, una comprensiva y mágica anciana a la que todos ignoran excepto “Ella,” quien aporte ese soplo de aire fresco a su laboriosa y rutinaria vida, aconsejándola ser valiente y seguir a su corazón para alcanzar cualquier meta.
Este reino ambientado en el siglo XVIII francés -el cual es presentado por una diversa y trabajada escenografía en sus distintas estancias tales como el palacio real o su plaza mayor- es regentado por el apuesto Príncipe “Topher”, un joven noble y enamoradizo, aunque algo inseguro en sus decisiones. Es por ello, que siempre le acompañan sus fieles pajes reales “Lord Pinkleton” y “Sebastián”, los cuales tratan de animarlo en su ardua tarea sucesoria. Tal es su afán, que organizan un espectacular baile real en palacio para ayudar a encontrar a esa chica especial que encandile a su majestad, y desposar así a nuestro inocente príncipe.
La clásica historia contada como nunca antes, nos permite bucear y descubrir una gran sensibilidad especial por medio de esta comedia musical en el que la danza cobra especial valor; convirtiendo en única a la obra, y potenciándola a través un impecable vestuario de época. Tal es así, que en su primera temporada ya ha cosechado distintos éxitos y primeros premios en certámenes nacionales de teatro como “Lagasca” o “Ciudad de Platero”; además de haber triunfado en las tablas del Teatro Real de Aranjuez, Ramos Carrión de Zamora; Auditorios de Mérida y León, o el propio Cartuja Center de Sevilla.