Los títeres de guante son los actores que dan vida al cuento popular de La Niña Que Riega la Albahaca. En la adaptación de este texto al lenguaje de los títeres, La Gotera de Lazotea ha intentado mantener ese sabor del cuento popular andaluz, mezcla de gracia y humor, en un juego de pequeñas venganzas con trasfondo amoroso.
El retablo concebido para esta ocasión tiene elementos propios de una maceta de albahaca: los colores: el cazuela de la maceta y el verde de la planta; las espirales propios de los caracolillos que se suelen poner en el fondo de la maceta antes de rellenarla de tierra para que las raíces encuentren el agua que se almacena en ellos. Y, la embocadura, partiendo de las clásicas columnas con sus respectivos capiteles que sostienen el arco, son puertas con sus respectivos balcones-macetas de donde salen las hojas de albahaca. También el músico, como si fuera una tejedora en un seto, va hilando la música y se transforma cuando lo requiere el guión. Porque además de la historia que el cuento cuenta hay otra historia paralela en la que los titereros juegan sus papeles, cantan sus canciones y terminan la obra aprovechando la fiesta final para vender los melones que desde el principio se empeñan en pregonar.